Dominik Huber quería que el primer vino blanco de su gama Terroir Al Limit mostrara las alturas trascendentales y la importancia esencial de los blancos en la cocina mediterránea. Y así nació Pedra de Guix. Contrapunto oxidativo a Terra de Cuques, Guix es un coupage de viñas viejas de las variedades blancas más importantes de la región: Pedro Ximénez, Macabeo y Garnacha Blanca. Fuertes pendientes y fruta concentrada, junto con un enfoque tradicional en bodega. Tras una vendimia manual, los racimos enteros se someten a un suave prensado en cesta, vinificación en depósitos de cemento y luego dos años de crianza en tonneaus de roble francés (500 l) y fudres (1200 l). El PX se deja solo para someterse a una oxidación controlada antes de la mezcla. El enfoque biodinámico de no intervención refleja el seductor sabor del tiempo y la paciencia, una suave belleza aterciopelada que se mueve con oleadas de cítricos, nueces y flores en el paladar. Rico, suave y maduro. Cuanto más tiempo se abre, más fresco se vuelve en la copa, desarrollando tensión, profundidad y una salinidad deliciosa que expresa los suelos de la región: arcillosos, aluviales y pizarrosos. Cualquier cosa menos un simple vertido y listo, esto es, en última instancia, una expresión de tradición y lugar.

Dominik Huber quería que el primer vino blanco de su gama Terroir Al Limit mostrara las alturas trascendentales y la importancia esencial de los blancos en la cocina mediterránea. Y así nació Pedra de Guix. Contrapunto oxidativo a Terra de Cuques, Guix es un coupage de viñas viejas de las variedades blancas más importantes de la región: Pedro Ximénez, Macabeo y Garnacha Blanca. Fuertes pendientes y fruta concentrada, junto con un enfoque tradicional en bodega. Tras una vendimia manual, los racimos enteros se someten a un suave prensado en cesta, vinificación en depósitos de cemento y luego dos años de crianza en tonneaus de roble francés (500 l) y fudres (1200 l). El PX se deja solo para someterse a una oxidación controlada antes de la mezcla.

El enfoque biodinámico de no intervención refleja el seductor sabor del tiempo y la paciencia, una suave belleza aterciopelada que se mueve con oleadas de cítricos, nueces y flores en el paladar. Rico, suave y maduro. Cuanto más tiempo se abre, más fresco se vuelve en la copa, desarrollando tensión, profundidad y una salinidad deliciosa que expresa los suelos de la región: arcillosos, aluviales y pizarrosos. Cualquier cosa menos un simple vertido y listo, esto es, en última instancia, una expresión de tradición y lugar.