Descripción
Esta gin estacional y de carácter invernal nos brinda una experiencia de sabores cálidos y balanceados, las notas a canela se mezclan en distintas capas perceptivas, junto al frescor característico de la mandarina y los matices dulces y especiados del cardamomo. Por supuesto, estos ingredientes añadidos van a complementarse con los aromas siempre presentes de la Martin Miller's Original, dando como resultado un destilado con mucha profundidad, perfecto para la temporada fría.
Destaca por su pureza, transparencia y claridad ática, consecuencia de la mezcla con el agua de Islandia.
Esta gin estacional y de carácter invernal nos brinda una experiencia de sabores cálidos y balanceados, las notas a canela se mezclan en distintas capas perceptivas, junto al frescor característico de la mandarina y los matices dulces y especiados del cardamomo. Por supuesto, estos ingredientes añadidos van a complementarse con los aromas siempre presentes de la Martin Miller's Original, dando como resultado un destilado con mucha profundidad, perfecto para la temporada fría.
Destaca por su pureza, transparencia y claridad ática, consecuencia de la mezcla con el agua de Islandia.
La Destilería
Martin Miller's
Martin Miller's es una ginebra y, sin la ese apostrofada que denota posesión en inglés, el nombre de su creador. La historia de esta bebida, relatan, es la historia de tres hombres, un bar y un mal gin-tonic. Era verano, corría el año 1998 y tres amigos, entre los que se encontraba el mismísimo Martin Miller, admiraban en un sosegado pub de Nothing Hill otros tantos gin-tonics de cuestionable apetencia. El susodicho, en el momento en el que se cansó de admirar aquel engendro coctelero, dijo a sus acompañantes: «¿Sabéis lo que voy a hacer?». «No», respondieron estos. «Voy a fabricar mi propia ginebra».
Martin Miller's
Martin Miller's es una ginebra y, sin la ese apostrofada que denota posesión en inglés, el nombre de su creador. La historia de esta bebida, relatan, es la historia de tres hombres, un bar y un mal gin-tonic. Era verano, corría el año 1998 y tres amigos, entre los que se encontraba el mismísimo Martin Miller, admiraban en un sosegado pub de Nothing Hill otros tantos gin-tonics de cuestionable apetencia. El susodicho, en el momento en el que se cansó de admirar aquel engendro coctelero, dijo a sus acompañantes: «¿Sabéis lo que voy a hacer?». «No», respondieron estos. «Voy a fabricar mi propia ginebra».
Ficha técnica
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